viernes, 12 de diciembre de 2014

¿ELOMBRE DE LA CIENAGA, O EL HOMBRE DE LA CIENAGA?


¿ELOMBRE DE LA CIENAGA, O EL HOMBRE DE LA CIENAGA?
¿UNA FALTA IMPERDONABLE DE ORTOGRAFIA?
Aunque mi ortografía siempre ha sido mala -padezco o gozo una dislesia que no me deja ver las letras- esta vez no es una falta de ortografía, de esas que me obligaban a copiar cientos de veces "haber se escribe con hache y be"-
"ELOMBRE" es el apodo del protagonista. El por qué se explica en el libro:
"Le llamaron en burla "El Hombre" cuando comenzó a ir a la escuela, porque era ya tan grande y fuerte que parecía un adulto entre los niños de su edad; él lo convirtió en un título de gloria, y lo gravó con deficiente ortografía en las cachas de sus machetes: Elombre. Su fortaleza y su altura le han ayudado a hacerse respetar en este pueblo donde la ley es cada uno, y sigue mereciendo el título; él es Elombre, y nadie se atreve a hacerle frente".
"Elombre" es un buen apodo, es ser el macho dominante, el alfa +.

En el Atrato son corrientes los apodos. Viejos curas bautizaron poniendo a todos los niños de primer nombre José, y a todas las niñas Maria. Con eso cristianizaban nombres que nunca han estado en el santoral católico
Dice el libro: "Otro problema se presentó cuando al preguntar a un hombre el nombre de la madre él contestó orgullosamente:
- Pues Linda.
Otra vez fue un monaguillo quien resolvió la situación con sabiduría ancestral:
- De más que se llama María, porque todas las mujeres se llaman María.
A partir de ese momento el cura siguió colocando el nombre de María o José ante cualquier otro inverosímil: Maria Linda, María Triste, José Coroncoro, María Lavandera, José Güigarro, José Cusumbo, María Chilacó... "

Como no vale de nada un nombre que es igual para tod@s, usan el segundo nombre, o un apodo: "ViejoMele", "Chilingo", "VivianoPaja"...
A mi me llamaban el Cura Cholo, porque tomé la constumbre de ir por los pueblos sin camisa, como hacen los indios "cholos". Todo comenzó un día en que me di cuenta que un comerciante se había puesto de acuerdo con el inspector para que prohibiera, bajo pena de cárcel y multa, ir sin camisa por el pueblo. El objetivo era obligar a que los indigenas tuvieran que comprarle al comerciante una camisa al llegar al pueblo. Luego los 2 partían el beneficio. Así que me quité la camisa, y comencé pasearme por el pueblo.
-Le van a multar.
-Si me multan no pago.
-Le meterán al calobozo.
-¡Qué venga a determe si tiene guevas!
No me detuvieron, y la ley se acabó: Si el cura tenía el derecho de ir descamisado, los del pueblo y los indigenas también.

Con el tiempo, la costumbre de poner a todas las niñas Maria desapareció en las ciudades, pero siguió en los pueblos. En Medellín decir; "Estoy buscando María" equivale a decir "Estoy buscando sirvienta". Así que en los 21 pueblos que atendía proclamé que ya no había que poner a las niñas Maria, que bien pudieran ponerlas como les diera la gana, algunos me aplaudieron, otros me tacharon de hereje.

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