sábado, 29 de noviembre de 2014

Con los emberás del rio Guaguandó

 

 Cuando podía iba a estar algunos días con los indigenas del Guaguandó. Me encantaba esa gente, tan educada, trabajadora, limpia, honrada, amable, natural. El barbudo que aparece en las fotos es un estudiante que estuvo varios meses con ellos. En una ocasión un indigena le debía unos pocos pesos a un comerciante. El comerciante fue al inspector, se unieron, y le iban a quitar 2 cerdos grandes y gordos por esos pocos pesos. Los emberás no sabían carnicear los cerdos ni conservar la carne, los engordaban y los vendía por lo que les quisieran dar. Cuando me enteré fui al comerciante y le pagué la deuda.
Luego fui al Guaguandó, matamos los cerdos, preparamos jamón y chorizos, ahumamos carne. Luego hicimos una gran fiesta y comimos nosotros y toda la tribu. Estas fotos se tomaron en esa ocasión.

Desde ese día el inspector y el comerciante me tenían evidente odio.

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